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domingo, 13 de marzo de 2011

Que lo limpia de barro y lo cuelga del cielo (IV): Johan Cruyff.



En los primeros meses de 1670, apareció en Holanda un extraño libro, cuyo título completo rezaba así: Tractatus theologico phutbolisticus, continens disertationes aliquot, quibus ostenditur libertatem philosophandi non tantus salva pietate et reipublicae pace pose concedi, sed eandem nisi cum pace reipublicae ipsaque pietate tolli non posse.
A las pocas semanas se lo leía en Alemania, Francia e Inglaterra. Pese al anonimato y al falso pie de imprenta no se tardó en averiguar quien era su autor...

Hoy, el mejor de los futbolistas que hasta ahora hemos pegado en nuestro álbum: Hendrik Johannes Cruijff, Johan Cruyff para la Historia del Fútbol.

En este genial vídeo tenemos la suerte de verlo siendo aún niño, jugando con un balón en la calle y dándole un caño a un amigo, que intenta girarse para recuperar el honor perdido pero que ya siente como el brazo derecho de Johan se le interpone y le gana la posición. Ese gesto infantil de brazos que se abren ocupando espacios lo vais a ver repetido muchas veces en sus jugadas. Como Johan era delgado, los brazos le servían para recomponer el equilibrio perdido. Mezclaba elegancia con pundonor. Tesón y clase. Levedad y garra. Cambio de ritmo y equilibrio recobrado. Calidad total para un fútbol total. Dominaba los efectos en el golpeo, le daba con el exterior con una precisión increible y convertía el balón en una bola de billar.

Perdió con Holanda dos finales consecutivas de mundiales 74-78, pero ganó la modernidad para el fútbol. Los holandeses tenían libertad de fútbol, sus defensas no se limitaban a defender, sus delanteros defendían, todos jugaban bien, todos tocaban en corto, todos eran capaces de hacer gol o de dar patadas escalofriantes, todos se movían como un todo. Desde aquel entonces todos los equipos del mundo quisieron jugar (y encima ganar) como aquel equipo holandés desconsolado. La nostálgica letra de la canción que suena en el vídeo dice: "'Cause you're really only after '74-'75" (Porque realmente eres lo único que ha habido tras el 74-75). Algo parecido le pasó al fútbol con aquella Holanda de Cruyff 74-78. Como si en todas las escuelas de fútbol el lema estuviera ya sentenciado para los restos:"Phutbolicii libertas concedi debet, quae profecto virtus est nec opprimi potest" (Se debe conceder libertad de fútbol, puesto que es una virtud y no debe ser oprimida)

Con esto he terminado lo que me había propuesto exponer en este tratado. Sólo me resta advertir expresamente que no he escrito nada en él que no someta con todo gusto al examen y al dictamen de las supremas potestades de mi patria futbolera. Pues si ellas estimaran que algo de lo que he dicho, se opone a las leyes o constituye un obstáculo para la común salvación, quiero que se lo dé por no dicho. Sé que soy hombre y puedo equivocarme. He puesto, no obstante todo empeño en no equivocarme y, sobre todo, en que cuanto he escrito, estuviera plenamente de acuerdo con nuestro fútbol, su competitividad y las buenas costumbres. Baruch Spinoza (Amsterdam, 1670)

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